LA VELOCIDAD DE LAS COSAS

'Asumo que soy Werther afectado, descolorido, expuesto, odioso, sirviente, aparente y lánguido. Sin discurso válido que desplace otra cosa que no sean sus afectos, desde el cuarto de baño a las conversaciones sobre el poder. Werther inválido. Multiplicación de Werther por mil, y mil Carlotas. La escena: ella está sentada al borde de un sofá y él le recita un poema de amor dirigiéndose a la cámara.'

 

La Velocidad de las Cosas es un solo de danza en el que utilizo la escena como dispositivo de confesión  donde el público como testigo afirma mi presencia y mi constitución como individuo en ese momento.  LVC es al mismo tiempo ejercicio y resultado de una auto-enunciación.

En ‘Fragmentos de un discurso amoroso’, Roland Barthes dice que el sujeto amoroso ha de asumir su sentimentalidad como una fuerte transgresión que lo deja solo y expuesto y que esa sentimentalidad, desacreditada por la opinión moderna por una inversión de valores, constituye hoy en día lo obsceno del amor. En LVC trabajo desde la confrontación y el cuestionamiento de esa sentimentalidad subjetiva, trabajo sobre una percepción de ser-en-el-mundo, sobre la idea de producir efecto, sobre el afectar a y afectar-se.

 

 

CREACIÓN E INTERPRETACIÓN:

      Mónica García

ASISTENCIA ARTÍSTICA:

       Ricardo Santana

       Iván Marcos

CÁMARA Y EDICIÓN VÍDEO PROMOCIONAL:

       Victor Hugo Seoane

       Jaione Camborda

ESTRENO:

        Sala Nasa. Santiago de Compostela

APOYO:

       Centro Coreográfico Galego. Sala Nasa. Laboratorio de Movementos.               Concello de Ames

DURACIÓN:

        45 min

 

Sobre la velocidad de las cosas

'Impresionante LA VELOCIDAD DE LAS COSAS de MÓNICA GARCÍA (hoy en el Teatro Ensalle), sobre unas baldas metálicas que hacen de cada paso un golpe. Secuencias de movimiento que muestran el estruendo de algunas caídas y la dificultad para lograr el equilibrio y la victoria cuando el podio es resbaladizo (como la vida misma). Mónica García consigue afectar-nos y también volverse adorable, envuelta por el diseño de luz y sonido de Iván Marcos. Adorable como ese ‘todo’, ese lugar inefable, que dice Barthes, que es el grado cero de todos los lugares donde se forma el deseo.'

 

Alfonso Becerra Arrojo